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jueves, 6 de septiembre de 2018

ENTRE FACHAS, PROGRES Y GILIPOLLAS



"Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces"


Aún peor la mayoría de las veces, diría yo, querido Sancho.


Hoy quisiera hablarte de una de las epidemias más trágicas que asolan nuestro reino desde tiempos pretéritos y que, en esta mi época, se manifiesta con mayor intensidad. Me refiero a los gilipollas. Quien esté libre de haber hecho alguna gilipollez que tire la primera piedra, podría decir cualquier gilipollas, aunque no por haber hecho algunas gilipolleces en la vida se es digno de estar incluido en dicha categoría pues en tal caso todos sin excepción lo seríamos, sino que, más bien, pertenecen a ella los que habitualmente las hacen o aquellos que defienden planteamientos vitales de carácter gilipollesco, los cuales por naturaleza son dignos y meritorios representantes de tal estirpe. También hay gilipollas por inocencia, es decir, por haber bebido de sapiencias engañosas, aunque estos más bien son del tipo "tontolhaba" que es algo así como un gilipollas exento de maldad. Ya D. Francisco de Quevedo nos adelantó algunas cuestiones relativas a tales individuos en su "Genealogía de los modorros". Y como los locos, los gilipollas suelen creer que no lo son.


Nos cuentan algunos lingüistas que del término árabe "yahil", "yihil" o "gihil", que significa "bobo", deriva nuestro "gili", aunque son otros muchos los que afirman que es un término adscrito al caló, de "gil" que significa "necio". Y no es cierto ese bulo de que al órgano viril le llamen polla (gallina) por estar situado encima de los testículos (huevos) sino que afirman que la palabreja proviene de los romances latinos, concretamente de "pulla", que es una vejiga que se hincha, o también una vara inhiesta terminada en punta o capullo. Vengan de donde vengan lo que sí sabemos es que el matrimonio entre ambas palabras se produjo allá por el siglo XIX, apadrinado por D. Francisco Rodríguez Marín, buen poeta y estudioso del folclore, y también sabemos que fue el gran maestro Galdós, en su obra "Misericordia", quien dio el empujón definitivo para que este maridaje léxico se extendiera cual sacramento por doquier, recibiendo una gran acogida por ser expresión que describe fielmente a esa manada pandémica de la que te hablo.


El gilipollas más típico es aquel que habla convencido de ser sabio. Para este individuo todos los que no piensan como él son gilipollas, y en la barra del bar conversa con los amigos manteniendo la sensación interna de estar tratando con pobres gilipollas a los que debe iluminar con su sabiduría. Este tipo de gilipollas se manifiesta especialmente cuando habla sobre cuestiones políticas, principalmente desde posiciones progres, aunque también cohabitan multitud de correligionarios de la gilipollez en otras trincheras ideológicas, pero sucede que éstos suelen darse menos a conocer por la sencilla razón de que el progre gilipollas necesita destacar, bien con sus palabras, bien con su indumentaria, sobre todos los que están a su alrededor para satisfacer y retroalimentar su convencimiento ególatra de superioridad moral e intelectual. Por tal motivo es por lo que hoy te hablo de este tipo de gilipollas, simplemente por ser de los que más abundan, aunque no por ello, querido Sancho, son más gilipollas que los existentes en otras raleas, sencillamente se hacen notar más.


Para estos individuos existe una frontera que determina casi todos los aspectos de su propia vida que no es otra que la que divide al mundo entre progres y fachas. Sí querido Sancho, ya sé que te estás preguntando qué es un progre y qué es un facha pues en la época de tus andanzas no existían vecinos de estas layas. Verás qué rápidamente lo entiendes. Según el progre: él es el bueno y el facha es el malo. El progre es de izquierdas y quiere lo bueno para todos, una especie de cristiano y de revolucionario activo pero alejado de Dios y enemigo acérrimo de los curas y de todo lo religioso, mas no así de lo musulmán, es el defensor de los pobres, de los trabajadores, de las mujeres y de los gays, mientras que el facha es un hijo de Satanás, de derechas, que sólo desea el mal para la mayoría de los paisanos en favor de una minoría: los ricos.

Y obsesivamente califican de facha o de gilipollas a todo el que no piensa como ellos, y se congratulan en comunidad, son felices de compartir sus planteamientos con otros progres, algo así como el gozo de pertenecer a una misma familia donde todos se regocijan de su excelsa hermandad. Para ellos la palabra "facha" es un misil dialéctico que lanzan a todo aquel que no comulga con sus ideas y que, a fuerza de repetirlo, efectivamente provoca dolor o escozor a muchos otros gilipollas que la reciben como destinatarios de tal ataque. Y esta palabra se ha convertido en un insulto como consecuencia de la gilipollez que alimenta las mentes tanto de quienes la disparan como de quienes la sufren.

"Progre" es una abreviatura de "progresista", y según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su primera acepción, no es otra cosa que un adjetivo que califica a personas o colectividades de ideas y actitudes avanzadas… (hagamos un respetuoso silencio)… una auténtica laguna conceptual porque ¿qué es en realidad una idea o una actitud avanzada? Se lucieron con ello los académicos, querido Sancho. Pero en su tercera acepción, los mismos eruditos afinan más y dicen que la palabra "progresista" se refiere a un liberal español, concretamente del sector más radical del liberalismo que se constituyó en partido político, y resulta que los liberales se encuadran hoy en día en posicionamientos de derechas. Es decir, los doctos en nuestro idioma llaman progresistas a una parte de la derecha política, mas para nada relacionan el progresismo con las izquierdas, por lo que debemos suponer que estos últimos han afanado el término y han desvirtuado su significado. Y yo me pregunto: entonces ¿Qué son realmente los progres? ¿Son tontos del haba o gilipollas a secas de la izquierda política por llamar fachas a los auténticos progresistas, es decir a los liberales?

"Facha" es una abreviatura utilizada con carácter despectivo del término "fascista". El fascismo ha sido definido como un movimiento político y social de carácter totalitario y nacionalista fundado en Italia por Benito Mussolini tras la Primera Guerra Mundial que después se extendiera a otros países. Bien. Nadie duda que es un movimiento, que es nacionalista y que es totalitario. Pero ¿cuáles son sus fundamentos, en qué consiste? Veamos, amigo Sancho, lo que dicen algunos eruditos politólogos sobre el fascismo.

Para Roosvelt "el fascismo es la propiedad del Estado por parte de un individuo o grupo, o de cualquiera que controle el poder privado". Parece ser que el amigo Franklin no estuvo muy afinado, pues de su definición se deduce fácilmente que dentro del fascismo podríamos incluir al absolutismo monárquico, donde el Estado era propiedad del rey, y al comunismo, pues el partido comunista allá donde gobierna es quien controla todos los medios privados que pudieran existir en el Estado.

Para Ramiro Ledesma, fundador de las JONS, el fascismo se fundamenta en la unión en torno a la "Patria", concepto vago pero que se convierte en algo visceral, es un sentimiento nacionalista de pertenencia a un grupo excluyente. Está en contra de la democracia liberal, del capitalismo y del liberalismo, es decir, de esos mismos que son tildados de fachas por los progres, y del marxismo, o sea, de los propios progres. Vincula a los hombres bajo una dirección autoritaria y disciplinaria "bajo verdaderos jefes", pero nada dice de qué hacer, cómo planificar el modelo social salvo el simple sometimiento a esa jefatura arbitraria. Como el amigo Franklin, parece que Ledesma habla de algo similar al absolutismo monárquico, o al comunismo.

José Antonio Primo de Rivera nos dice que el fascismo está enfrentado al marxismo y a la democracia liberal pues se basa en la unidad en la Patria, algo que trasciende a la lucha de clases y a la lucha de partidos. Una sustanciosa definición.

Trotsky nos dice que el fascismo es toda forma de dictadura contrarrevolucionaria, que estuvo financiado por las potencias capitalistas y que emplea demagogia socialista, pero nada dice tampoco de cuáles son sus fundamentos ideológicos.

Roger Griffin define al fascismo como "una forma revolucionaria de nacionalismo que pretende ser una revolución política, social y ética, fusionando al "pueblo" en una dinámica comunidad nacional bajo el mando de las nuevas élites infusas en valores heroicos". Corramos un tupido velo.

Moisevich y Federovich, en su "Diccionario Filosófico" cuyo fundamento es el XXII Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética nos cuentan que el fascismo es "una dictadura terrorista desatada por los grandes monopolistas y financieros cuando asumen definitivamente las riendas del Estado al llegar el capitalismo a su última fase como una forma de impedir la revolución socialista". Cuánta chicha ideológica.

Y no te caliento más la mollera, amigo Sancho, con otras tantas desacertadas definiciones pues ni en estas ni en ninguno de los textos que he podido explorar he encontrado una definición satisfactoria de qué es el fascismo como doctrina política salvo etéreas afirmaciones sobre la patria, sobre el control del Estado y sobre el sistema dictatorial, por lo que me remito a darte la del mismísimo padre de la criatura, de quien supongo algo entendería de su hijo, es decir, la del propio Benito Mussolini quien dejó dicho lo siguiente para escozor de muchos gilipollas actuales:

"Durante toda mi vida fui socialista internacionalista. Cuando estalló la Gran Guerra (Primera Guerra Mundial) vi que todos nuestros partidos internacionalistas se convirtieron en socialistas nacionalistas. Eso me pasó a mí y eso es el fascismo"

Cosas veredes, amigo Sancho…