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domingo, 7 de marzo de 2021

 

JUEGO DE TRONOS: MIRA QUÉ MONOS

 


“Para todo hay remedio si no es para la muerte”

 

O quizás no, según se vea, amigo Sancho. Evitar la muerte, buscar su remedio es el principal objetivo de todo ser vivo, es el propio centro de la vida: la supervivencia. Suponemos y afirmamos que la primera célula debió buscar, a su manera, la forma de sobrevivir dividiéndose en otras, mutando, generando nuevos cuerpos en los que transmitir su código genético, es decir, su propia esencia. Estamos programados para sobrevivir, sobrevivir es el verbo que rige la vida mientras dure y todas nuestras acciones primarias están enfocadas a ello. Después los códigos genéticos formaron a los seres humanos y, con la llegada del conocimiento, estos códigos dejaron de ser los únicos intérpretes que impulsaban los actos dirigidos a la supervivencia. El pensamiento, como resorte evolucionado, complementó a la acción genética proyectándose hacia ese objetivo primordial y es ahí, querido Sancho, en ese justo momento donde empieza nuestro “Juego de Tronos”, justo cuando el hombre utilizó su raciocinio para saltar por encima de su individualidad y con ello buscar cómo sobrevivir, primero en familias y grupos pequeños, y después en grupos grandes de miles o de millones de personas que combaten entre sí, unas veces aliados contra individuos dentro de su propio grupo y otras veces es el propio grupo quien combate contra otros, siempre con el fin de obtener o incrementar su poder para garantizar la supervivencia. Subamos pues a una atalaya donde podamos contemplar el tablero del mundo y ver cómo se desarrolla ese maldito juego que tanta muerte y desgracia ha traído. Saca pues la hogaza del morral, la veta de tocino que guardas y sentémonos a disertar con un buen tinto, pues si Dios hizo el agua el hombre hizo el vino.

 

Como bien sabes el pensamiento es imperfecto, la mente de los hombres vive en una realidad dual. Por un lado mantenemos conceptos objetivos, como un árbol, un río o ese chorizo que asoma de tu alforja, conceptos que todo individuo configura en su cabeza y juzga e interpreta de forma parecida. Todos sabemos qué es una piedra. Pero al mismo tiempo también sostenemos otro tipo de conceptos que se construyen a través del intelecto, conceptos que, ante las mismas causas que los originan, divergen en numerosos resultados según la mente que los elabora, como la verdad, el pecado, la patria o Dios mismo. Así esa parte discordante e imperfecta se construye en base a abstracciones y termina jugando un papel determinante en nuestros modos de pensar y en el trato que mantenemos con los otros individuos, me refiero a la cooperación social, esa que genera una apabullante, cambiante e infinita cantidad de relaciones en los grupos de humanos.

 

De ese modo, a diferencia del resto de seres vivos, los humanos modelamos en nuestras mentes conjeturas inexistentes en el mundo de lo real que se constituyen como auténticas guías de nuestras vidas. Como dice Harari “podemos creernos seis cosas imposibles antes del desayuno pero nunca convenceremos a un mono para que nos dé un plátano con la promesa de que tras morir tendrá un número ilimitado de plátanos a su disposición en el cielo de los monos”. Elaboramos ficciones que después se comparten con otros sujetos y de esta forma creamos mitos comunes que proporcionan los vínculos necesarios para cooperar. No es preciso que un musulmán conozca personalmente a otro musulmán para ofrecerle su casa, su ayuda, su sangre o para afrontar conjuntamente un conflicto que se plantee en contra de sus pensamientos y de sus valores o intereses comunes. Las ficciones compartidas nos permiten cooperar con flexibilidad en grupos sociales de forma más o menos estable unidos bajo esos valores o principios. Los miembros del grupo se ayudan, se unen, y en momentos de dificultad se identifican los unos con los otros, se sienten integrados bajo un sentimiento de pertenencia y proyectan sus desconfianzas, sus miedos y sus temores hacia quienes no forman parte del grupo.

 

A pesar de que dentro de los grupos es habitual que se generen tensiones, un gran número de extraños puede cooperar con éxito si creen en mitos que existen en la imaginación colectiva. Es el ejemplo de los Estados, de las naciones, de las etnias o de las iglesias y de las confesiones religiosas, incluso de las hinchadas de un equipo de fútbol y así, a pesar de que cada cual pueda mantener sus propias escalas dentro de sus infinitas circunstancias, de sus contextos y de sus coyunturas, las ficciones, los constructos sociales y las realidades imaginadas proporcionan ese engrudo capaz de agruparnos en una especie de gigantescos organismos artificiosos y absolutamente imperfectos en los que se proyecta la necesidad de sobrevivir de los individuos que los componen. Naturalmente sobrevivir implica protegerse y la mejor forma de protegerse es tener “el poder”, pero ¿cómo se construyen esos grupos gigantescos que en definitiva son los jugadores de nuestro tablero? Muy sencillo, mediante la figura del “profeta”.

 

Querido Sancho, interpretemos el significado de profeta en un sentido amplio, no sólo como aquel que predice acontecimientos futuros bajo la inspiración divina, sino también como un conductor, como aquel que propone una forma de pensar o de actuar para que sus directrices sean asumidas y aceptadas por todo el grupo o por un amplio espectro de sus componentes, una especie de mentor espiritual o intelectual que puede ser desde un guía religioso a un dirigente político, un militar, un filósofo, un periodista o un medio de comunicación influyente, cualesquiera que dirijan al rebaño o a parte de él hacia determinadas posiciones. Para ello utilizan fundamentalmente la represión física y más sutilmente promesas genéricas que los individuos asumen como beneficios futuros que afectarán a su esfera personal, o bien utilizan amenazas e intimidaciones de alguien o de algo más poderoso que les infligirá males y castigos de forma irremediable, maldiciones terroríficas, o también mediante la filtración de mentiras y de verdades a medias difundidas por canales de comunicación, los infinitos canales que hoy invaden y bombardean los cerebros de hasta el más olvidado de los seres humanos, asegurándose de ese modo un espacio casi ilimitado para manipular a sus seguidores controlando sus actos y hasta su vida interior.

 

Finalmente el profeta suele ser incuestionable para la masa de seguidores, la masa necia, cobarde y vaga de pensamiento que termina viviendo en la cómoda “cultura del amén y a otra cosa”. De ese modo los profetas tienen la capacidad de dirigir a todo el grupo hacia un destino o hacia otro, o sólo a partes del mismo generando así tensiones internas que suelen terminar en conflictos y finalmente arrastrar al resto del grupo hacia destinos en un principio no deseados. Y partiendo de estas premisas, amigo Sancho, veamos cuáles son esos grandes grupos y sus profetas, los auténticos jugadores de nuestro tablero, y analicemos cómo mueven sus fichas, eso sí, simplificando su descripción y teniendo en cuenta que existen infinitas cuestiones que influyeron y siguen influyendo en la gran partida que viene jugando el género humano desde sus inicios y que omito por razones obvias. Veamos pues a los participantes que luchan por el poder en nuestro “Juego de Tronos”.

 

1. Oriente Próximo y el Islam.

A día de hoy afirmamos que la historia empieza en Sumer, y que los pueblos mesopotámicos (actual Irak), Canaán, Egipto y Persia (actual Irán) son las primeras civilizaciones. Junto a Siria y a la península de Arabia sus territorios actuales forman lo que llamamos Oriente Próximo. Pues bien, durante cinco mil años estos pueblos se entrelazaron entre sí, comerciaron, se enriquecieron mutuamente, guerrearon, se conquistaron los unos a los otros, se mezclaron y, en definitiva, cada uno mantuvo un elemento común fundamental que los unía, su religión, sus religiones. Todas sus religiones se copiaban, se sincretizaban, eran parecidas pero cambiando los nombres de los protagonistas y, salvo raras excepciones como el mazdeísmo, se fundamentaban en dioses crueles, dioses guerreros, caprichosos y estúpidos, verdaderos asesinos, contra quienes nada ni nadie podía rebelarse. En la antigüedad, durante más de tres mil años, las cortas vidas de aquellas personas, con una esperanza que apenas alcanzaba los cuarenta años, transcurrían sobre un auténtico escenario de terror, un sometimiento absoluto a los designios de sus dioses que influían categóricamente en sus mentes desde el nacimiento hasta la muerte, su vida era un simple juguete en manos de esas entidades, dioses que hablaban por boca de los sacerdotes, sus verdaderos profetas, y de su rey, el profeta principal. Recuerda que la figura del rey se cimentaba sobre un componente religioso puesto que él y sólo él era el individuo puesto por los dioses para gobernar al pueblo o, sencillamente, era considerado un dios vivo.

 

Y su dominio, su poder absolutista y centralizado, se basaba en las armas, en la más tajante crueldad y en la difusión del miedo más despótico, características que penetraron en el subconsciente colectivo y que han perdurado en la sociedad oriental como sedimento de su idiosincrasia. Pueblos que desde hace cinco mil años asumieron como un elemento de normalidad que su vida se entendía como un acto de servicio y de entrega a esos dioses, una existencia ceñida dentro de unos límites marcados desde el exterior del individuo. Ese es el principal elemento que subyace bajo la unión de estas personas, su adoración y sometimiento al líder y a sus dioses, su escasa voluntad para la rebelión contra el orden impuesto, su infravalorada individualidad. Terreno fértil para la proliferación y la más fácil asunción de ideas dictatoriales o de religiones que absorben y dan sentido a toda su etapa vital. No es necesario pensar demasiado ya que desde fuera me proporcionan la guía para vivir, podrían decir la mayoría de estos individuos. Actualmente el islam es el centro de su vida, una religión que nada tiene que ver con las que predominaron durante miles de años, pero que encajó perfectamente en la forma de ser de esos pueblos que, junto con su extensión africana, se constituyen como uno de los jugadores de nuestro tablero.

 

2. Occidente.

Aquí es donde nos encontramos nosotros, amigo Sancho, por eso me extenderé un poco más y porque muchos de los que nos acompañan no atisban a entrever nuestra verdadera procedencia. Cuando hablamos de Occidente lo estamos haciendo de Europa y de su extensión americana. Siglo más, siglo menos, hace 2.600 años, allá por las islas del mar Jónico se sembró la semilla de lo que llamamos Occidente. La península del Peloponeso y aquellos cientos de islas pequeñas casi incomunicadas se encontraban habitadas y dominadas fundamentalmente por marineros, comerciantes, campesinos y tejedores acostumbrados a sobrevivir con sus propios recursos, a hurgar y a reparar, al contrario de los sacerdotes y de los escribas de otras naciones que, criados en el lujo durante siglos, no estaban dispuestos a ensuciarse las manos. Aquellos hombres que nosotros llamamos griegos rechazaron la superstición, elaboraron maravillas y fueron los auténticos pioneros del nacimiento de nuestro grupo.

 

Por aquel entonces Egipto y Mesopotamia representaban dos estructuras poderosas y mastodónticas con los caracteres que anteriormente te he comentado fuertemente arraigados en la forma de pensar de las gentes, un cúmulo de principios y de valores milenarios que conformaban un consolidado y compacto hormigonado de prejuicios y de miedos, de iconos y de tópicos, de terquedades religiosas y de convencionalismos que oprimían las angustiadas conciencias de los individuos, todo ello bajo el control de la férrea mano de castas sacerdotales y de absolutismos monárquicos. Dos superestructuras rancias y conservadoras celosas vigilantes de aniquilar cualquier idea sospechosa que se enfrentara al orden establecido: el hombre es un servidor de los dioses y, por extensión, del rey, en consecuencia sus decisiones están sometidas a estos. Por el contrario, los antiguos griegos no se encontraban sujetos a tales condicionantes; además, el grado de sincretismo religioso con el mundo civilizado oriental no llegó a ser tan profundo. Y fue allí, en el Mediterráneo oriental donde las civilizaciones africana, asiática y europea, se encontraron y se fertilizaron mutuamente en una confrontación vigorosa y tenaz de prejuicios, de lenguajes, de ideas y de dioses sin estar sometidos al antojo de sacerdotes o de reyes poderosos y despóticos.

 

¿Qué hacer cuando te enfrentas con varios dioses distintos cuando cada uno de ellos reclama el mismo territorio? El Marduk babilonio y el Zeus griego eran considerados, cada uno por su parte, señores del cielo y reyes de los dioses. Incluso se podía llegar a la conclusión de que Marduk y Zeus eran de hecho el mismo dios. Sin embargo también se podía comprobar que ambos tenían atributos muy distintos, que uno de los dos podría haber sido inventado por los sacerdotes. Pero si inventaron uno, ¿por qué no los dos? Y así fue cómo nació la gran idea, la comprensión de que podía haber una manera de conocer el mundo sin la hipótesis de un dios o de unos dioses que todo lo ordenaban, dirigían y controlaban directamente, que podían existir principios, fuerzas, leyes de la naturaleza que permitieran comprender el mundo sin atribuir la caída de cada gorrión a la intervención directa de un dios.

 

Para los griegos los dioses eran muy parecidos a los humanos, un reflejo del hombre, con sus grandezas y miserias, sólo que con poderes mágicos y mucho más poderosos. Los dioses nacían, guerreaban e incluso morían; se mezclaban a menudo con los humanos y vivían en lo alto de una montaña que se encontraba en este mismo planeta, el monte Olimpo; peleaban contra monstruos y contra otros seres que no eran dioses, que eran tan poderosos, o más que ellos, y que existían antes en el tiempo, los gigantes. Eran caprichosos, arbitrarios, no amaban a los humanos, muy al contrario, los humanos eran simples juguetes que usaban para su divertimento. Sí, evidentemente los griegos temían a los dioses pero en absoluto los respetaban, incluso los odiaban y los despreciaban, así que intentaban mantenerlos al margen de su vida cotidiana en la medida de lo posible y, en consecuencia, buscaron otros caminos para dar una respuesta a las preguntas existenciales inherentes al ser humano: quiénes somos, por qué estamos aquí y cómo funciona el mundo. Así es cómo la ciencia y la filosofía griegas tuvieron el camino abierto, libre de prejuicios, al igual que también lo tuvo la estructura social de muchas ciudades para perfilarse de forma distinta a las ciudades orientales. Frente a la escasez de círculos sacerdotales poderosos y la existencia de reyes con escasa o nula legitimación divina, los ciudadanos griegos más relevantes tuvieron un peso específico en las decisiones políticas naciendo lo que llamamos “democracia”, la palabra más desgastada, ensuciada y degradada por los profetas de la actualidad.

 

Y todo ello originó una forma diferente de pensar a ese nuevo grupo que comenzó con la Hélade, continuó con Roma, siguió con el cristianismo y desembocó, tras dos mil años de permanentes conflictos internos incluso mundiales, en los Estados de Derecho actuales, una forma de pensar que se puede identificar en tres puntos esenciales:

 

·       El primero es la lucha por el derecho a decidir por nosotros mismos sobre las cuestiones elementales de nuestra existencia, eso que llamamos “libertad” y que nos impulsa en numerosas ocasiones a derribar al profeta y al déspota de turno, a desconfiar los unos de los otros, a dar un sentido más individualista a nuestra vida y a tomar nuestras propias decisiones.

·       Después Roma admiró y absorbió lo griego y dio el paso para construir el segundo pilar de Occidente: la separación entre lo divino y lo humano, entre el mundo de los dioses y el mundo del hombre, entre la religión y el Derecho. Los hombres proclamamos unas normas que no necesariamente deben coincidir con las normas divinas, normas supremas hechas por y para los hombres, normas que suelen adaptarse a la realidad de cada momento y que finalmente se concretaron en nuestras “Constituciones”, al contrario que los musulmanes cuya norma máxima y suprema es el Corán, una norma de hace mil trescientos años, infalible, incontestable, inmutable y absoluta hecha por Dios para los hombres.

·       Y en el imperio romano floreció el cristianismo especialmente porque esa religión, al igual que el islam encajó en Oriente por la idiosincrasia de aquellas culturas, se ajustó a la forma de ser romana, a la occidental, en el sentido de que su doctrina se basa en la separación entre el poder espiritual y el poder terrenal. – Mi reino no es de este mundo – Dad al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios – son dos de las ideas principales del cristianismo, lo cual no pudo evitar las numerosas intersecciones entre ambos poderes, especialmente las interferencias que las Iglesias cristianas, la católica, la ortodoxa y las protestantes han ejercido sobre los poderes políticos a través de la historia, influencia que poco a poco están perdiendo en la partida que se desarrolla sobre nuestro tablero.

 

Por tanto podemos concretar que los valores del jugador Occidente se resumen en tres: libertad e individualismo, separación entre la ley humana y la divina y los valores cristianos, especialmente la familia y los Derechos Humanos que no son sino una traslación del Derecho Natural al Derecho Positivo. Tres elementos que se encuentran en jaque sobre nuestro tablero como después te comentaré, querido Sancho, y que son los que han dado lugar a nuestros sistemas políticos. A pesar de que tras la disolución del imperio romano la era medieval fue un período de pobreza, superación y despotismo religioso y político, lo romano y lo cristiano han sobrevivido en nuestro subconsciente colectivo hasta el siglo XX y aun está presente en nuestra forma de vivir y en nuestra estructura social y política, aunque cada vez más mermada por los ataques recibidos desde distintos frentes.

 

Y tradicionalmente Oriente y Occidente han permanecido enfrentados, desde la guerras médicas entre griegos y persas, con las conquistas romanas de Egipto, de Siria y de Canaán, con las guerras entre bizantinos y persas, con las conquistas califales, las Cruzadas, Turquía y la gran batalla de Lepanto, o con las colonias europeas de los siglos XIX y XX, y las actuales tensiones yihadistas. Ya Heródoto terminó preguntándose “¿Por qué nos odian? ¿Por qué a los pueblos de Oriente y Occidente les resulta tan difícil vivir en paz?” Los asiáticos, según Heródoto, consideraban Europa un lugar inconciliablemente ajeno. Por otro lado los occidentales hemos utilizado nuestra superioridad armamentística para abusar de los pueblos de Oriente Medio y de África incrementando su ancestral odio hacia nosotros. Hoy somos dos grupos diferenciados y poco amistosos dentro del tablero. Por último, decir que Japón, aunque tradicionalmente oriental, hoy es un fiel aliado de Occidente, incluso diríamos que es parte del jugador Occidente.

 

3. Rusia

Allá por el siglo IX, unos vikingos suecos se trasladaron a Ucrania y fundaron la Rus de Kiev. El término “rus” es bastante controvertido. Una de las teorías más aceptadas consiste en que su significado es el de “remeros” por los numerosos remos de sus embarcaciones. Enseguida se hicieron profundamente cristianos ortodoxos y mantuvieron numerosas relaciones con el imperio romano oriental o bizantino. Rápidamente se expandieron hacia el norte fundando su nueva capital, Moscú, y hacia el este hasta conquistar toda la parte asiática convirtiéndose así en una gran potencia territorial y económica. Su inclinación hacia el resto de Europa se manifestó especialmente durante el siglo XIX participando en numerosos conflictos siendo aliada, unas veces o enemiga en otras ocasiones, de las otras potencias europeas hasta la llegada de la Primera Guerra Mundial cuando se produjo la revolución comunista que originó profundos cambios en la sociedad rusa. Tras la Segunda Guerra Mundial Rusia, bajo la denominación de la URSS, se erigió en uno de los dos grandes protagonistas del Juego de Tronos del siglo XX. Enfrentada a la otra gran potencia mundial, los EEUU, protagonizaron lo que se llamó la Guerra Fría hasta que en 1.991 se disolvió el sistema socialista que la gobernó durante 73 años, iniciando así un acercamiento al resto de sistemas políticos occidentales a pesar de que sigue arrastrando numerosas corruptelas, hábitos y mafias de los residuos comunistas. Podríamos decir que hoy Rusia es una de las tres superpotencias del tablero junto a los EEUU y China, aunque su poder es principalmente militar puesto que en lo económico se encuentra un escalón por detrás de sus dos competidores. Debes saber, amigo Sancho, que los valores del cristianismo en su versión ortodoxa no han sido borrados de ese país por el socialismo y que permanecen interiorizados, y en gran medida potenciados, como rechazo al anterior sistema manifestándose de esa manera con bastante más fuerza que en la actual Europa y que en EEUU.

 

4. China.

“Dejad que el gigante duerma” decía Napoleón refiriéndose a China. Pues bien, el gigante ha despertado y se postula como próxima potencia hegemónica. Mil cuatrocientos millones de chinos trabajando bajo las directrices de un sistema económico capitalista con perfiles esclavistas  dirigidos bajo la férrea mano dictatorial del Partido Comunista han colocado a ese país como el principal aspirante al trono. De su particular y milenario feudalismo pasó directamente al socialismo allá en el año 1949. Ten en cuenta, querido Sancho, que estos pueblos del Lejano Oriente se parecen a los del Próximo en ser sociedades relativamente dóciles, donde los dioses dirigieron las vidas de sus individuos durante milenios, pueblos con mucho menos espíritu de rebeldía y de individualismo que los nuestros, aunque la revolución comunista de Mao produjo unos cincuenta millones de muertos según los estudiosos del tema. Tras la desastrosa experiencia de la URSS, los dirigentes chinos pusieron sus barbas a remojar y aceptaron el capitalismo como sistema económico, un sistema industrial y eficiente para generar bastante más riqueza que su tradicional base agrícola milenaria pero cuyos beneficios serían obtenidos por empresas bajo el control directo del gobierno comunista. A ello se le suma una apertura de fronteras que permitió la salida de sus individuos hacia otros países y la entrada de turistas. La emigración de los nacionales chinos ha generado en occidente una inmensa red comercial, y quién sabe de qué más, para la exportación de sus productos mucho más baratos, hecho este que se ha multiplicado exponencialmente con las redes de internet. Al mismo tiempo inversores occidentales han colocado sus medios de producción en ese país con mano de obra bastante más barata y condiciones ambientales mucho más permisivas. Hoy China es un país inmensamente rico. En lo cultural permanecen vigilantes de sus tradiciones ancestrales aunque algo desfiguradas por las influencias socialistas y por la apertura hacia Occidente, por ello no permiten interferencias que puedan destruir su idiosincrasia ni que amenacen el poder absolutista del Partido Comunista. El comunismo chino mantiene una férrea vigilancia sobre todo aquello que pudiera interferir en su posición dominante ante lo que reacciona de modo tajante y cruel.  Ejemplo de ello es el odio a todo lo musulmán, religión que en la actualidad está siendo literalmente barrida de su país, incluso mediante campos de concentración a los que llaman “centros de reeducación y de formación profesional” (algo así como lo que hizo el Che Guevara en Cuba cuando los construyó “para hacer de los homosexuales verdaderos hombres cubanos”) donde millones de chinos permanecen recluidos por el hecho de ser musulmanes, al mismo tiempo que han destruido decenas de mezquitas en la región de Xin Jang, donde nigures y kazajos, ambas etnias fundamentalmente islamistas, predican la independencia de su territorio.

 

Amigo Sancho, no te voy a hablar más sobre China por el momento, pero sí de otros dos jugadores que se mueven por el tablero. Uno de ellos es ese quinto jugador que, aunque aun no domina territorio alguno, es un jugador nacido dentro de Occidente que aspira a transformar sus valores fundamentales y a derrotar al resto de jugadores para alzarse con el poder mundial, un jugador sin nombre definido que actúa desde los resortes económicos más poderosos y que, haciendo honor a una famosa película, llamaré:

 

5.- El Quinto Elemento.

David Rockefeller, que fue uno de los hombres más ricos del planeta, en la página 405 de sus memorias declara que junto a otros trabajó para crear una estructura global, política y económica única y mundial, una cábala conspirativa de la que decía sentirse orgulloso. Al efecto, este personaje promovió la fundación del Club Bilderberg, llamado así por ser el nombre del hotel donde se celebró su primera reunión, en Oosterbeek (Países Bajos), una reunión que aglutinó a políticos y a grandes empresarios de Norteamérica y de Europa con el fin de trazar estrategias comunes contra el comunismo y para evitar una eventual tercera guerra mundial. Posteriormente Rockefeller quiso incluir a empresarios japoneses en dicho grupo pero norteamericanos y europeos pusieron demasiadas trabas por  lo que creó la Comisión Trilateral, una fundación nacida en 1973 que agrupó a empresarios de los tres continentes (Norteamérica, Europa y Asia) para trabajar conjuntamente en sus planes que ya empezaban a ampliarse y a dejar de ser un intento de barrera contra el comunismo para convertirse en una plataforma de intereses empresariales. A su muerte, en 2017, el Club y la Comisión Trilateral prácticamente están integrados y son parte fundamental de eso que se llama Foro Económico Mundial o “Foro de Davos”, también fomentado por el magnate en cuestión que se reúne habitualmente en la ciudad suiza de Davos, un conjunto de personas mucho más amplio y con miembros permanentes, básicamente grandes empresarios y políticos a quienes nadie ha elegido que han decidido cambiar nuestras vidas a través de lo que llaman “Agenda Global”. Cuidado, amigo Sancho, la Agenda Global no es la Globalización, algo que suele confundirse a menudo. La Globalización es ese fenómeno espontáneo nacido como la consecuencia de la tecnología y del avance de las comunicaciones que aspira a convertirse en un mercado mundial sin fronteras, algo cuyas consecuencias pueden ser, como de hecho ya lo son, buenas en el sentido de que tú podrás vender tus gallinas en Japón con un simple clic en tu ordenador, y del mismo modo podrás comprar vestidos a un comerciante italiano para tu señora Teresa y para Sanchica. Por el contrario la Agenda Global de estos señores consiste en un protocolo de actuación diseñado y dirigido para formar un gobierno mundial que se sirve de la Globalización como herramienta fundamental, una élite de individuos sin legitimidad alguna que se han autodesignado para dirigir el mundo, que dominan los resortes de la ONU quien a su dictado proclamó, a su vez, la “Agenda 2030” prácticamente coincidente con lo deliberado en dicho Foro el cual, en su reunión de 2008, publicó un vídeo con los siguientes objetivos a alcanzar para cuando lleguemos a ese año:

 

1- No tendrás nada y serás feliz”, lo que desees lo alquilarás y te lo llevará un dron a tu casa. Por tanto no podremos comprar nada, según estos señores será el fin de la propiedad privada, de la nuestra y no de la suya naturalmente. Quizás tengamos que alquilar también los calzoncillos, supongo, esperemos que no estén muy usados.

 

2.- Los EEUU no dirigirán el mundo, lo harán un puñado de países ¿Cuáles? No lo dicen.

 

3.- No trasplantaremos órganos, los imprimiremos (eso no está mal).

 

4.- Comerás mucha menos carne, será un plato ocasional por el bien de la salud y del medioambiente. Así que, querido Sancho, tu ambigú pasará del tocino, la morcilla y los chorizos a la lechuga, las zanahorias y algún que otro nabo. 

 

5.- El cambio climático provocará la migración de mil millones de refugiados a los países occidentales. Supongo que los acogerán ellos y los políticos de los “papeles para todos” en sus casas… o quizás no serán suyas, serán alquiladas puesto que nadie tendrá casa propia.

 

6.- Los contaminadores pagarán por el dióxido de carbono, los combustibles fósiles deben pasar a la historia. Que se lo digan a China, donde estos grandes empresarios tienen sus fábricas con trabajadores en régimen de semi-esclavitud, salarios miserables y sin los carísimos controles medioambientales que tenemos en Occidente.

 

7.- Tendremos viajes a Marte y, quizás, contactos con extraterrestres. Ya tenía ganas yo de conocer en persona al maestro Yoda y a la familia Skywalker, aunque no demasiadas de conocer a Darh Vader quien seguramente dirigirá algún Foro de Davos en esas galaxias.

 

8.- Los valores occidentales se quebrarán. Adiós democracia, adiós Derechos Humanos, adiós Estado de Derecho y adiós al resto de nuestros valores.

 

Son profetas destacados de este Foro: George Soros, mundialmente conocido por ser un filántropo y un agitador de conspiraciones en los países occidentales; Klaus Martin Schwab, presidente y fundador quien en 2020 escribió el libro “El gran reinicio” también llamado Gran Reseteo donde propone su plan de medidas económicas que tanto inquietan y que, según sus palabras, comenzarán antes de lo previsto gracias a la pandemia del Covid 19; Bill Gates, quien no necesita presentación alguna, hoy el hombre más rico del mundo; All Gore, impúdicamente multimillonario, que fuera vicepresidente de los EEUU con el Partido Demócrata estadounidense detrás de él; el príncipe Carlos de Inglaterra, así como los principales magnates de las industrias farmacéuticas, de los medios de comunicación y audiovisuales, etc., en resumen más de mil grandes empresas mundiales con billones de dólares anuales de facturación y numerosos miembros multimillonarios e influyentes en la política de muchos países. Igualmente influyen en grandes organizaciones internacionales, en la propia ONU y sus derivadas como la OMS, la OMC o la OIT, o el Fondo Monetario Internacional, así como en numerosos gobiernos a quienes presionan para que lleven a cabo políticas dirigidas a la expansión de sus planes. En definitiva pretenden conducirnos a una nueva sociedad tecnológica pero carente de libertad donde todo será por nuestro bien, con fronteras rotas y con nuestras culturas e identidades disueltas por razón de las masas migratorias que invadirán Occidente.

 

Tradicionalmente han existido élites económicas y políticas que, en la sombra, han conspirado para llegar al poder, para influirlo o para mantenerlo. Todos conocemos a los masones, personajes notorios quienes en los últimos tres siglos han puesto y quitado gobiernos y han transformado la sociedad occidental, hablamos de individuos como Montesquieu, Franklin, George Washington, Bolívar, Voltaire, Ford y hasta el mismo Churchil, entre otros muchos. También todos conocemos la intervención de las instituciones religiosas que durante casi dos mil años influyeron en nuestra forma de ver el mundo en cada etapa histórica al mismo tiempo que detentaron y siguen detentando un enorme poder político. Las razones que esgrimían y los movimientos que llevaban a cabo sobre el tablero eran, si no secretos, al menos discretos. Sin embargo este Quinto Elemento, que no es estrictamente masón y que nada tiene que ver con lo religioso, hace públicas sus pretensiones, lo cual no deja de ser una novedad, y ello lo hacen delante de nuestros propios rostros utilizando su poder económico para someter a gobiernos e instituciones, mediante el control de los medios de comunicación y de una nueva arma de tipo psicológico: la manipulación del lenguaje, algo de lo que hablaremos más adelante, querido Sancho. Pero antes de ver cómo enredan veamos al último jugador que ha entrado en acción.

 

6.- El nuevo comunismo.

En su día ya te comenté cómo Marx, el gran profeta socialista, entendía que la sociedad se dividía en dos estratos: la estructura y la superestructura social. Para Marx la estructura estaba formada por los elementos políticos y económicos de una sociedad, mientras que la superestructura se formaba con las creencias y con la forma en que las personas entendían la vida, es decir, el conjunto de valores sociales, culturales y religiosos que conforman y definen cómo es esa sociedad. Para Marx, el socialismo debía conquistar el poder a través de la estructura social, tomar los medios de producción y el poder político a través de la revolución armada y, una vez conseguidos, cambiar la superestructura social, la mentalidad de los individuos hasta llegar al “hombre nuevo”, aquel que asumiría el comunismo como una forma de vida feliz y completa, el paraíso. Después llegó Lenin, el otro gran profeta socialista que desarrolló las estrategias marxistas para organizar la revolución y llegar al poder conquistando los elementos de la estructura social en Rusia, país que se transformó en la URSS. Además promovió y financió revoluciones y castas comunistas en numerosos países con el fin de internacionalizar su modelo social en un mundo que sería dirigido desde Moscú. Tras más de setenta años de socialismo aquello fue un desastre repleto de muerte, de miseria y de falta de libertad, donde murieron millones de personas y otras escapaban arriesgando sus vidas para huir de aquel terror, bien en pateras hacia Miami, bien saltando el muro de Berlín con el riesgo de ser ametrallados o bien utilizando cualquier otro medio. Al caso te indico algunos puntos de la Resolución del Parlamento Europeo de 18 de septiembre de 2019:

 

Considerando que hace 80 años, el 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, por el que Europa y los territorios de Estados independientes se repartían entre estos dos regímenes totalitarios y se agrupaban en torno a esferas de interés, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial;

 

Considerando que, como consecuencia directa del Pacto Molotov-Ribbentrop, al que le siguió el Tratado de Amistad y Demarcación nazi-soviético de 28 de septiembre de 1939, la República de Polonia fue invadida en primer lugar por Hitler y, dos semanas después, por Stalin, lo que privó al país de su independencia y conllevó una tragedia sin precedentes para el pueblo polaco; que la Unión Soviética comunista comenzó, el 30 de noviembre de 1939, una agresiva guerra contra Finlandia y, en junio de 1940, ocupó y se anexionó partes de Rumanía (territorios que nunca fueron devueltos) y se anexionó las repúblicas independientes de Lituania, Letonia y Estonia;

 

Recuerda que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios;

 


Querido Sancho, los nazis son otros socialistas, pero nacionalistas, dirigidos por Hitler que inicialmente se aliaron con los rusos de Stalin iniciando ambos la Segunda Guerra Mundial, pero que enseguida se convirtieron en enemigos por lo que Stalin no tuvo más remedio que aliarse con las otras potencias occidentales. Ambos querían adueñarse de toda la Europa del Este. Finalmente fue Stalin quien se quedó con ella y no llegó hasta Gibraltar debido a la intervención norteamericana. Hoy en día los movimientos nazis y los fascistas, que son otros socialistas nacionalistas muy parecidos a los nazis cuyo profeta fue Mussolini, son residuales y están prohibidos como partidos políticos en muchos países occidentales.



Y con la disolución de la URSS, la mayoría de esos países se abrieron a Occidente y renegaron del comunismo. Los partidos comunistas occidentales no sabían qué hacer. Se cambiaban los nombres, después de aquello resultaba vergonzoso llamarse comunista, se encontraban huérfanos de ideología, además el obrero occidental no les hacía caso puesto que ya no quería cambiar el mundo sino su coche. En Alemania y en muchos otros países occidentales están prohibidos los partidos comunistas y prácticamente no existen en Europa. El movimiento comunista español, salvo la ETA y el FRAP, jugó un papel importante en la Transición tras la muerte de Franco y su inicial fuerza, junto con su distanciamiento de la URSS y la coyuntura del momento propició que fuera admitido como partido democrático. Hoy está dirigido y formado principalmente por algunos funcionarios, especialmente profesores que lograron dominar las universidades, muchos sindicalistas y numerosos individuos anti-sistema, todos ellos viviendo del mismo. Sin embargo, en Hispanoamérica, un continente que salía de dictaduras militares impulsadas por los EEUU al objeto de detener el avance comunista financiado por la URSS o por su satélite cubano en la zona, la idea de la reacción frente al yanqui permitió que los antiguos comunistas, ahora disfrazados de populistas y demócratas, llegaran al poder en algunos países a través de elecciones. Primero fue en Brasil con Lula da Silva, un profeta pseudo-comunista, e inmediatamente en Venezuela con Hugo Chaves, un comunista admirador rendido de Fidel Castro. Pero ¿cómo se reorganizaron estos nuevos comunistas que ya no querían llamarse de ese modo de cara al exterior?

 

Al año siguiente de la caída del muro de Berlín, en 1.990, los partidos comunistas hispanoamericanos y, en general, casi toda la izquierda política de ese continente se reunieron en una ciudad brasileña al objeto de trazar nuevas estrategias tras la catastrófica caída de la Unión Soviética naciendo así el Foro de Sao Paulo, el cual se reúne periódicamente para seguir trazando esas estrategias comunes de actuación. En este Foro se subrayó la idea inicial de la necesidad de pasar a una nueva etapa de acciones concretas. Estos nuevos profetas convinieron en que el socialismo ruso había fracasado porque la mera toma del poder sobre la estructura social no es suficiente para alcanzar los objetivos marxistas. El fracaso se debe esencialmente, no a que el socialismo en sí es un error conceptual sino a que los rusos no supieron implantarlo debidamente, frase esta que repiten a menudo. Evidentemente ellos lo implantarían y administrarían mejor. En consecuencia se convino en que para llegar al poder había que atacar esa superestructura de la sociedad capitalista de la que Marx hablaba, es decir, los valores occidentales. Una sociedad desorientada y sin valores es fácil de manipular y dirigir. Para ello es preciso atacar su forma milenaria de pensar, destruir esa superestructura y cambiarla por otra que permita dominar a las masas para, desde ahí, controlar los elementos de la estructura, la economía y la política. La solución a la ecuación es la misma que la que usaron los comunistas antiguos pero cambiando el orden de los términos. El problema es que no tenían suficiente poder económico para ello. La URSS ya no los podía financiar.

 

Y en eso llegó Fidel, como dice la bonita canción de Carlos Puebla, el más listo de los dirigentes comunistas del siglo XX. El cubano necesitaba una nueva fuente de financiación. Primero pensó en Brasil pero Lula da Silva no cayó en su trampa. Quien sí lo hizo fue Hugo Chaves, admirador de baba del comandante. De ese modo con el dinero del petróleo venezolano y con la infraestructura de la inteligencia comunista cubana se creó lo que ahora llaman “populismo”, que en realidad es una nueva forma de ocultar la verdadera cara socialista a la que se agarraron casi todos los partidos de la izquierda sudamericana y los comunistas españoles. Algunos de ellos fueron directos participantes en el proceso venezolano, país dominado por este movimiento del que ya están huyendo millones de personas por razones de miedo, hambre y miseria.

Bien, querido Sancho, ya hemos visto a los jugadores del tablero de mi época. Veamos ahora cómo se desarrolla…

 

EL JUEGO

Pongámonos en situación.

 

A partir del siglo XVI Occidente se erigió como potencia hegemónica y mandaba en gran parte del mundo. España se extendió por América, África y Asia, donde el real de vellón español era la principal moneda para el comercio. Las otras potencias europeas se mostraban recelosas y conspiraban contra los intereses españoles allá donde podían. Así lo hicieron desde entonces y así continúan haciéndolo aunque con menos intensidad por la pérdida de importancia de nuestro país en el tablero mundial. En ese mismo escenario la hegemonía religiosa del Vaticano sufrió un duro traspiés con la Reforma Protestante de Lutero que incendió Europa con guerras civiles y cientos de miles de muertos. España se puso del lado católico y el resto de potencias, a excepción de Francia que siguió siendo enemiga de España para no romper la tradición, se convirtieron en protestantes. La decadencia española, de la cual hablaremos algún día puesto que no fue como la pintan, querido Sancho, comenzó en el siglo XVIII y fue en ese tiempo cuando nacieron nuevos profetas que formularon la idea de una nueva sociedad: los burgueses liberales y masones que aspiraban y consiguieron terminar con la sociedad del llamado “Antiguo Régimen”. Estos individuos remozados con las ideas enciclopedistas, entre las que se encontraba un profundo odio a la Iglesia Católica defensora del anterior orden, con su desmesurado poder económico y con sus conspiraciones provocaron la caída de las monarquías tradicionales y de las aristocracias nobiliarias, promovieron la revolución francesa y la independencia de los EEUU donde establecieron un gran centro de poder, y fueron, en gran medida, la nueva élite económica y capitalista de los siglos XIX y XX constituyéndose en un elemento cuya influencia ha sido determinante en Occidente.

 

Con España disuelta y sumergida en la ruina, todas sus provincias americanas independizadas y la parte peninsular inmersa en una amalgama de conflictos, el siglo XIX fue el siglo británico y francés por excelencia con sus imperios coloniales. Gustavo Bueno diferenció los imperios entre generadores, como el español, el ruso o el romano, y depredadores. Pues bien, el imperio británico, el francés, el belga y el holandés son el más claro ejemplo de imperios depredadores. En sus intereses no figuraba llevar la cultura y el progreso a las zonas conquistadas sino sólo rapiñar en la medida de lo posible sus recursos y sus riquezas. De ese modo controlaron a los grandes territorios musulmanes de Oriente Medio y a toda África, la musulmana y la que se encontraba en situación prehistórica. Querido Sancho, si observas un mapa mundial comprobarás que las fronteras africanas y algunas de Oriente Medio son líneas rectas, líneas, en su gran mayoría, trazadas con escuadra y cartabón por las potencias europeas en la Conferencia de Berlín de 1885, donde se repartieron los territorios coloniales. Ello ha provocado innumerables guerras civiles y millones de muertos al obligar a convivir bajo la misma administración a etnias, naciones y tribus de enemistad milenaria. Al otro lado del Atlántico los EEUU se extendieron hasta el Pacífico.

 

Pues bien, tenemos a Occidente como dominador hegemónico a comienzos del siglo XX con el Reino Unido a la cabeza, una Francia potente y digamos que conformista con su imperio, una Alemania pujante que se ha quedado sin territorios por conquistar en el llamado tercer mundo y sin nuevos mercados donde vender los productos de su poderosa industria puesto que las otras potencias lo coparon casi todo. Por otro lado tenemos a una Rusia que tras extenderse hasta el Pacífico ahora mira a la Europa del Este, donde Alemania también ha puesto sus ojos. El resultado fueron dos guerras mundiales a cuyo fin Europa quedó destrozada y los EEUU y la Rusia comunista, ahora bajo el nombre de la URSS, se erigieron como los jugadores principales del tablero, cuestión ésta que duró hasta la implosión del sistema socialista ruso comenzando así la partida que hoy se está desarrollando. Veamos cómo se perfila.

 

Occidente sigue siendo hegemónico, con los EEUU a la cabeza y una Europa rica y acomodada en su abundancia. Sudamérica no es sino una prolongación de menor importancia estratégica pero con un gran potencial debidamente adormecido por los EEUU y por los nuevos comunistas. Ya te he comentado que desde las entrañas de Occidente han nacido los dos jugadores que intentan transformarlo. Ambos pretenden alcanzar el poder del grupo y para ello coinciden en que deben destruir los valores occidentales vigentes. De tal modo que actuando por separado, beneficiándose un grupo de los logros obtenidos por el otro o bien de forma conjunta, aunque no siempre lo podremos demostrar pero sí intuir, sus actuaciones se enfocan a derribar los siguientes elementos básicos de nuestra cultura:

 

a)    Las identidades culturales y las naciones. Se trata de que los países se endeuden al máximo, someterlos a la dependencia de sus acreedores que suelen ser esos inmensos Fondos de Inversión dominados por las grandes entidades financieras hasta que los gobiernos no tengan márgenes de maniobra. Aquel que se endeuda es esclavo de su acreedor. Por otro lado, las instituciones internacionales dominadas por el Quinto Elemento también presionan para que los Estados legislen en base a los planes de este grupo. En definitiva, se trata de vaciar de soberanía a las naciones cuyo destino sería actuar como simples cáscaras vacías controladas por esas élites. En este sentido, el nuevo comunismo actúa en los países donde obtiene algo o todo el poder con el objetivo de promover legislaciones que contribuyan a destruir el orden jurídico existente, o bien apoyar a los movimientos nacionalistas y a todo aquel que conspire contra los Estados. Al caso, querido Sancho, te comento que el nacionalista es aquel que se explica a sí mismo en base al odio hacia otros pueblos, mientras que el patriota es aquel que simplemente ama el legado y el territorio que le dejaron sus padres sin necesidad de odiar a otros pueblos. Lo digo por los presuntos intelectuales que hablan del “nacionalismo español”.

 

 

b)    La familia como gran protector de los individuos en momentos de crisis. Tradicionalmente la familia es el lugar donde se refugian las personas que pierden el trabajo, que no tienen medios con los que subsistir. La pensión de los abuelos o el sueldo de los padres son elementos de auxilio para los más jóvenes sin trabajo y sin expectativas. A mayor número de familias desestructuradas mayor número de personas sin recursos que tendrán que sobrevivir de la limosna que les proporcione el Estado, entrando en una situación de dependencia, de estómagos agradecidos y de comodidad pues muchos de ellos se conformarán con una pequeña renta que les permita vivir sin trabajar. Millones de individuos solos y atemorizados a los que se puede manejar mejor como si fueran un rebaño. Para destruir la familia también fomentan la ideología de género, con el matrimonio homosexual, la transexualidad, o el aborto, cualquier arma es válida para destruir nuestros principios milenarios. Al caso viene decir, amigo Sancho, que algunos estudiosos afirman que desde los años 80 del siglo XX, cuando se legalizó el aborto en numerosos Estados de los EEUU, hasta hoy se han producido unos 1.400 millones de abortos registrados en todo el mundo. Por ejemplo, la Open Society de George Soros, la Fundación Ford, la Fundación Rockefeller, la Fundación Gates (la de Bill), junto con organismos como la ONU, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Organización Mundial de la Salud, entre otras instituciones, además de numerosos gobiernos, contribuyeron a financiar políticas abortistas en todo el mundo trayendo a colación la estúpida idea malthusiana (Malthus fue un profeta iluminado que hablaba sobre la incapacidad del planeta para alimentar a toda la población mundial llegado el momento, claro, eso lo decía a finales del siglo XVIII cuando no existían los invernaderos ni la maquinaria y tecnología agrícolas). Al mismo tiempo ocultan datos como que la empresa multinacional del aborto Planned Parenthood financiada inicialmente por el gobierno de Nixon y después por muchas otras instituciones gubernamentales de distintos países, incluso por la ONU, mantiene miles de clínicas abortistas distribuidas por todo el planeta. En su propia web se jactan de haber promovido 73 cambios legislativos en distintos países y de haber financiado a movimientos de género y LGTB para ello. También se jactan de que al cierre del ejercicio de 2015 facturaron 1.296 millones de dólares, y esta es sólo una empresa más de las que se dedican al aborto. Existen otras muchas, lo que demuestra que la promoción del aborto no es una idea política ni social en sentido estricto sino más bien un conglomerado de intereses económicos. A sensu contrario los chinos, principal país abortista con su política de hijo único por matrimonio desde 1.972, han descubierto a estas alturas que la familia es fundamental como unidad básica social dentro de una economía y dentro de una sociedad por lo que fomentan los valores familiares, permiten tener ya dos hijos por matrimonio, siempre que el segundo para nacer cuente con el visto bueno de un procedimiento administrativo, y ya están pensando en abrir más la mano a la natalidad. Curioso.

 

c)     El tercer elemento es el cristianismo. Occidente es la cristiandad, nos guste o no. Con independencia del poder de las instituciones católica, protestante u ortodoxa nuestra cultura es básicamente cristiana y sin ello no podemos explicarnos. El Quinto Elemento no se ha mostrado por ahora como un fiero atacante del cristianismo, más bien mantiene relaciones amistosas con la Iglesia Católica, especialmente con el Papa Francisco quien ha defendido un mundo sin fronteras en su Encíclica Fratelli Tutti pero sí lo es el nuevo comunismo allá donde más poder tiene, en Hispanoamérica y en España. Para ello utilizan la herramienta perfecta: la ideología de género. Ante la falta de un proletariado que les ha vuelto las espaldas el nuevo comunismo ha encontrado en los movimientos que en su día fueron marginales el elemento ideal para mantener la agitación y la tensión en la sociedad occidental. Leninismo puro según veremos más adelante, querido Sancho. En la reunión de Bogotá de 2019 donde participaron una multitud de grupos y de asociaciones LGTB de todo el mundo se llegaron a estas tres conclusiones:

 

·   Se ha detenido el avance de la ideología de género. Movimientos políticos contrarios y, sobre todo, grandes masas de población han hecho frente al avance de nuestras ideas, han puesto pié en pared y son difíciles de convencer.

 

· La culpa la tienen los cristianos, especialmente los evangelistas. La Iglesia católica tiene una estructura piramidal. Los católicos obedecerán si la cúpula se somete y más aun con un Papa que es partidario de bastantes puntos de la Agenda Global. No obstante casi todos los católicos son reticentes a nuestras ideas y no contamos con que obedezcan a sus dirigentes religiosos.

 

· Es necesario infiltrarnos, tomar las instituciones y desde dentro desprestigiarlas y destruirlas.

 

 

Otra de las herramientas que utilizan ambos jugadores es la manipulación del lenguaje para conseguir objetivos políticos. En los últimos años se está imponiendo desde los medios de comunicación y desde las instituciones de enseñanza el lenguaje inclusivo, irrisorio y soez que está colmando de puntapiés a la gramática del segundo idioma del mundo. Cada cual es libre de hacer el ridículo y los demás de reírnos a su costa. Sin embargo en realidad es un modo de represión hacia el cobarde y hacia quien no tiene claras las reglas de nuestro idioma. Muchos individuos al escuchar esas palabras tergiversadas callan por un momento y se sienten violentados cuando un, “una o une gramaticólogo, óloga analfabeto, beta” los llama machistas por utilizar correctamente el género neutro en sus expresiones que en muchos casos, pero no en todos, se construye con la terminación masculina. Son las palabras mordaza. Una palabra mordaza es aquella con la que se es capaz de silenciar a cualquier disidente que no piense lo mismo. Es la herramienta perfecta para enmudecer e incluso denigrar a una persona que no siente la aprobación del iletrado que se la está lanzando y ello le provoca cuanto menos un momento de desazón, así que la próxima vez se lo pensará antes de hablar y utilizará otras palabras convirtiéndose en alguien más deplorable que aquel analfabeto que lo insultó. Muchas personas necesitan la aprobación de los demás y se amoldan a asumir como propios los comportamientos de los que más gritan.

 

Lenin llegó a la conclusión de que a las masas no había que informarlas ni educarlas, había que darles agitación y propaganda, había que inculcarles odio. Una masa agitada y llena de odio es muy fácil de dirigir. Por el contrario, una masa tranquila, reflexiva y pensadora no lo es tanto. Y en la propaganda cabe todo, incluso la mentira sin escrúpulo alguno. Para Lenin literalmente “la mentira es un arma revolucionaria”. Y si te replican usa palabras mordaza. Llama a tu contrincante pequeño burgués o lacayo. Hoy en día llámalo fascista, o facha. Da igual que en realidad el fascismo, al igual que el comunismo, sea otra herejía del socialismo, dos hijos de la misma madre y por tanto ideologías hermanas. Ni lo saben ni les importa. Así quien insulta sólo necesita saber que “fascista” es eso, un insulto, una forma de decirle a la otra persona que es maligna y despreciable, y lo peor de todo es que el ignorante insultado suele asumir ese mensaje. Hoy la palabra “fascista” asusta a mucha gente, impone un silencio amargo, es la palabra mordaza por excelencia que usa la izquierda para silenciar a todo el que no comulga con sus postulados. Igualmente llamar a alguien homófobo, machista, reaccionario o heteropatriarcal produce resultados paralizadores similares en todas aquellas personas de debilidad intelectual.

 

Otra herramienta de manipulación consiste en el control de los medios de comunicación y de información. Actualmente la inmensa mayoría de estos medios están intervenidos por ambos jugadores. En EEUU, Sudamérica y casi toda Europa es el Quinto Elemento quien los dirige. En España es la izquierda comunista y socialista adscrita en gran parte a uno u otro de estos grupos. Desde las plataformas informativas cada día se manipulan, se ensalzan las noticias que interesan y se ocultan las que no. Los informativos, la música, las series televisivas y las películas contienen mensajes sibilinos o descarados que están enfocados a que los individuos adopten como normalidad ideas y conceptos que antes no lo eran y que chocan con las ideas tradicionales, con independencia de que estas sean más o menos morales. Google, Facebook, Amazón y casi todas las grandes plataformas están bajo el poder del Quinto Elemento y hemos asistido a numerosas censuras que estas empresas imponen a los usuarios que se han opuesto a los dictados del Quinto Elemento. Unas pocas empresas, sin legitimidad alguna, que censuran a quienes ellos consideran oportuno bajo la mirada estúpida de los gobiernos y de los parlamentos que no actúan ni ponen límites para defender los derechos de sus nacionales, lo cual provoca un olor sospechoso. Al menos nos queda el poder judicial para detener a todos estos señores, eso sí, mientras nos quede.

 

Para no cansarte más, querido Sancho, sólo hacer una mención al calentamiento caluroso, ardiente, abrasador y global del mundo mundial para lo que se han servido indecentemente de esa niña, la tal Greta Thunberg, que ha recorrido el mundo con lacrimógenos discursos faltando al colegio y supuestamente ¿gastando el dinero de su familia en viajes, hoteles y manutención? Y es que otro de los puntos fundamentales del Foro de Davos es el calentamiento global. Para ello se sirven de unos científicos presuntamente independientes que emiten dictámenes sobre la incidencia humana en el cambio del clima y asustan a la opinión pública permanentemente en los informativos, con documentales y con entrevistas dirigidas. Así empujan a los gobiernos a financiar actuaciones y otras energías que todos pagamos en un astronómico recibo de la luz, energías ineficientes pero que son una inmensa fuente de beneficios para determinadas empresas. En sentido contrario existen otros muchos científicos que indican que los cambios del clima son habituales en nuestro planeta y que la incidencia humana es irrelevante en estos procesos. No sé, querido Sancho, son cuestiones en las que soy profano pero no por ello mantengo mi escepticismo. Eso sí, recuerdo cuando nos asustaban a diario con aquello de que nos abrasaríamos porque la capa de ozono iba a desaparecer generando un efecto invernadero por la contaminación, por el uso de los aerosoles y hasta por el metano expelido a la atmósfera con los pedos de las vacas. De pronto se regeneró ella sola. Desde entonces dejaron de hablar de ese tema.

 

Entre tanto Rusia se mantiene expectante y advierte al Quinto Elemento de que en ella tendrá un enemigo. En la reunión del Foro de Davos de 2020, el presidente Putin dijo que “los intentos de crear un orden mundial centralizado y unipolar ha llegado a su fin. En otras etapas de la historia se ha intentado crear pero nunca lo consiguieron puesto que se contradecía por la diversidad plural e histórica de nuestra civilización. La realidad es que se han formado distintos centros de desarrollo en el mundo (se refiere a nuestros jugadores, querido Sancho), cada uno con su propio sistema autóctono, sus propias ideas políticas y sus propias instituciones. Hoy en día es importante crear mecanismos de coordinación para que esa diversidad natural no se transforme en anarquía”. En definitiva Putin le está haciendo un corte de mangas al Quinto Elemento. Rusia está ahí, con sus problemas que son muchos, con su riqueza que también es mucha y con sus misiles y su poderoso ejército haciendo frente a Occidente en caso de que los manipuladores del Quinto Elemento obtengan el poder. A cambio les ofrece la posibilidad de cooperar de forma amistosa para llevar a buen fin el futuro de la humanidad.

 

En el mismo sentido, el presidente chino Xi Jinping dijo que “la estrategia correcta es buscar una coexistencia pacífica basada en el respeto mutuo, expandir los puntos de coincidencia y, al mismo tiempo, dejar de lado las diferencias y promover el aprendizaje y el intercambio mutuo, este es el camino para impulsar el progreso de la civilización humana”. Al igual que Rusia, China se postula en contra del Quinto Elemento. Ninguno de estos dos jugadores va a consentir que Occidente, bajo el mando del Quinto Elemento, avance hacia una nueva hegemonía mundial. Rusia porque siempre defenderá su posición de potencia económica y militar y China porque es ella la que aspira a esa hegemonía. Por otro lado, ninguno de estos dos jugadores ve con malos ojos al nuevo comunismo, incluso podrían estar apoyándolo, a pesar de que no quieren para sus países los objetivos de los populistas ni las armas que utilizan. Por ejemplo, ninguno de los dos países admite el matrimonio gay. Putin declaró que “mientras yo esté aquí los niños tendrán papá y mamá”. China tampoco admite este tipo de matrimonio aludiendo a sus tradiciones ancestrales. Tampoco la ideología de género y los movimientos LGTB, curiosamente actúan con intensidad en dichos países ni tampoco sus objetivos representan una cuestión relevante para sus sociedades. También resulta curioso que estos movimientos no centren su atención en los países islámicos donde sus mujeres necesitan “algo” de apoyo y donde en algunos de ellos ahorcan a los homosexuales.  En cualquier caso China y Rusia no ven con malos ojos cualquier elemento que desestabilice la hasta ahora plácida calma de Occidente y en ese sentido el nuevo comunismo es un ingrediente interesante para ello.

 

Igualmente todo aquel que ataque a Occidente está bien visto por los países islámicos, a pesar de que muchos de ellos o, al menos sus élites, se occidentalizan y comparten pingües negocios con nuestros gobiernos y empresas. Pero EEUU es Satanás para los musulmanes, especialmente por las últimas intervenciones en Irak y su apoyo incondicional a Israel, y sus aliados, el resto de Occidente, somos simples esbirros. Está claro que los musulmanes desean la caída occidental. Son muchos siglos de odio mutuo entre el islam y la cristiandad a los que hay que sumar el mandato de su religión que les impone el esfuerzo para extender el islam por todo el mundo. Lamentablemente para ellos hoy son países con pocos recursos relevantes salvo los petrolíferos y estos se encuentran en manos de unos cuantos déspotas. Así, algunos musulmanes actúan de la única forma que pueden para desestabilizarnos, mediante el terrorismo y mediante la emigración. Un musulmán me dijo en cierta ocasión: “lo que no han conseguido nuestras armas durante siglos lo conseguirán las vaginas de nuestras mujeres”. Y cierto es que sus guetos dentro de Europa cada vez son mayores, más poblados, en muchos casos marginales donde existen numerosos problemas de convivencia pues no se adaptan ni desean hacerlo al modo de vida occidental. En este caso, por ahora Oriente Medio y el islam son el jugador más débil de la partida.

 

En definitiva, querido Sancho, Occidente es el centro actual del juego aunque China, palabra que significa exactamente “reino del mundo”, está muy cerca de ser, si no lo es ya, el jugador hegemónico debido a su potencia industrial, a su economía saneada, a su tecnología y a su impresionante ejército. Y lo malo de ser el centro de la partida es que todos los adversarios nos atacan de uno u otro modo, con mayor o menor intensidad. El Quinto Elemento lo hace para obtener el poder occidental y, a partir de él, conquistar a su manera el mundo; los nuevos comunistas para implantar en Occidente, o en alguna de sus partes, su sociedad utópica o, cuanto menos, que sus castas vivan como auténticos marqueses de los sistemas occidentales; China comprando la deuda de nuestros países y vendiéndonos todos sus productos a precios más bajos mediante competencia desleal; los musulmanes llenando nuestras ciudades de sus fieles que desestabilizan la vida cotidiana; y Rusia vendiendo gas al centro de Europa con el grifo en su mano, con sus submarinos nucleares recorriendo los océanos y con sus financiaciones ocultas o discretas para desestabilizar allá donde se presente.

 

Pero no todas las personas se dejan manipular, mi buen amigo, la cuestión está en pensar. Por desgracia para los manipuladores siempre hubo quien pensó, quien no se sometió a sus dictados. Por ello Hitler, Stalin o Castro construyeron campos de concentración contra quienes siguieron pensando y no huyeron o pudieron huir. El poder aplasta al disidente. En España las leyes antidiscriminación de género son en realidad leyes inquisitorias. En once CCAA suspenden a profesores, los expulsan de su trabajo si no imparten los contenidos de adoctrinamiento dictados desde el poder político manejado por feministas de la nueva ola. Y lo mismo sucede en numerosos campos. Son auténticos policías del pensamiento. Todo ello agudizado por las redes sociales con censuras y con el linchamiento civil de los discrepantes. Es necesario pensar para filtrar las mentiras y si renunciamos a ello merecemos ser borregos. “La verdad os hará libres” acertada frase que dice Jesucristo en el Evangelio.

 

Nos empujan a no pensar y a asumir lo que quieren los señores del Quinto Elemento y los nuevos comunistas amparados aquí por los socialistas españoles. Amigo Sancho, en la época gloriosa de la República de Roma, un ciudadano no podía ser esclavo, era un deshonor, y puesto que el honor guiaba sus vidas antes de serlo prefería morir. Aquí preferimos vivir como borregos, como esclavos, pero la cuestión es sobrevivir aunque el hecho de pensar existirá mientras exista el ser humano. Alguien, en algún lugar lo hará, y ese pensamiento para un Occidental siempre se resumió bajo estas premisas a lo largo de la historia:

 

·       No existe justicia sin libertad.

·       No existe paraíso sin libertad.

·       No existe prosperidad sin libertad.

 

Esperemos que este Juego de Tronos no termine en algo parecido a la película cuya fotografía de una de sus escenas encabeza esta discusión y que al final de la partida nadie pueda cantar esta coplilla:

 

                        Mira qué monos

                        hay después

                        del Juego de Tronos.